domingo, 29 de enero de 2012

EL NACIMIENTO DEL SOL

Las cifras de los capítulos previos ocultan dramas humanos sin precedentes y fenómenos naturales impresionantes, intentaré explicar esto. Estamos habituados a ver que el Sol nace por el Este. El 21 de marzo, primer día de la primavera1, el Sol se encuentra siempre en el mismo sitio, tanto en altura como en latitud; nace en el mismo lugar del horizonte y llega a su punto de máxima altura también en el mismo lugar.

1 N. de la T.: El autor se refiere al hemisferio norte.

A partir de este hecho, los antiguos científicos calcularon la precesión del zodíaco. Hasta aquí todo es normal, pero ¿había sido siempre de la misma manera? ¿El Sol siempre había nacido en el mismo sitio? En las antiguas escrituras podemos encontrar testimonios de catástrofes que hicieron que la Tierra "se diera vuelta".

Después de eso, nada fue igual.

Esta alucinante frase proviene del Libro Egipcio de los Muertos:
"Puse el Sol en un nuevo horizonte".
Cuando escribía mi anterior libro, uno de los primeros códigos que encontré mientras investigaba fue éste. Se lo puede explicar de la siguiente manera: después de que la corteza terrestre se corrió, el Sol se elevó en otro lugar del horizonte. Si se tiene en mente esto, todos comprenderán esta extraordinaria frase. Si usted vive en Suecia, sabrá que en verano el Sol casi no se oculta y que su luz brilla todo el día (el famoso sol de medianoche).

En el ecuador, la historia es totalmente diferente; allí, el Sol "se acuesta temprano" y en pocos minutos desaparece por completo. Los turistas que visitan islas exóticas lo saben muy bien: en un instante hay resplandeciente luz de día y al siguiente una repentina oscuridad.

Es como si el fin de los tiempos hubiera sobrevenido tan rápido como un relámpago. Imagínese ahora que vive en Inglaterra y que, de repente, se produce un deslizamiento de la corteza terrestre; de improviso, su ciudad es trasladada a regiones tropicales a miles de kilómetros de distancia.

Para todo aquel que sobreviva, será evidente que el Sol saldrá y se pondrá en un lugar completamente diferente. No es necesario ser astrónomo para probarlo. Al igual que en los trópicos, el Sol aparecerá en otro punto, permanecerá a mayor altura en el cielo, brillará más intensamente y se ocultará mucho más rápido.
Bueno, esto es sólo una parte de la historia.

En su informe sobre Egipto, Heródoto escribió una nota marginal sumamente enigmática. Literalmente dice que los egipcios le habían asegurado "que el Sol nació dos veces en donde ahora se oculta".

Hasta ahora los científicos han ignorado este sorprendente comentario y se distancian de él lacónicamente. Muchos escritores han investigado en vano posibles explicaciones, pero la famosa cita del segundo libro de Heródoto sigue poniendo a prueba la sabiduría de los comentaristas. Por supuesto que usted puede cuestionar la credibilidad de las afirmaciones de los sacerdotes; tiene todo el derecho de hacerlo. También se puede poner en duda la exactitud de la trascripción de Heródoto.

Aun así, ello no aclarará las cosas pues un escritor latino, Pomponio Mela, escribió en el primer siglo lo siguiente:
"En los auténticos anales de los egipcios se puede leer que el curso de las estrellas ha cambiado de dirección en cuatro oportunidades, y que el Sol se puso dos veces en donde ahora nace"
(De situ orhis: 9,.
Aquí, Mela corrobora lo que escribió Heródoto. ¡No sólo el Sol sino también las estrellas cambiaron la dirección de sus trayectorias! Cuando pensamos en esto, se produce un nuevo código. En lugar de aparecer en el Este, lo hizo en el Oeste y viceversa.

Por lo tanto, el código de los egipcios tiene un doble significado. No sólo la altura en la que el Sol nacía era diferente, ¡sino también la dirección en que se movía!

En el Papiro de Ipuwer se establece lo siguiente:
"La Tierra gira como una rueda de alfarero".
Y el Papiro de Harris apunta:
"Si el Sur se transforma en el Norte, fuego y agua arrasarán la Tierra mientras da vueltas".
No puede retratarse una catástrofe con mayor claridad. Esta clase de advertencia prueba que el campo magnético de la Tierra se invirtió. Por supuesto, esto requiere una explicación más profunda.


Cuando el Este se vuelve Oeste
Todos saben que la Tierra gira alrededor del Sol y que éste no se mueve. La rotación de la Tierra es la causa de su aparente movimiento. ¿Cómo es posible qué el Sol aparezca de repente del otro lado?

Bueno, la explicación es sencilla, pero primero echemos otra mirada atenta al movimiento de la Tierra; ésta se desplaza en dirección contraria a la del nacimiento del Sol.

Figura 31.
Las direcciones del mundo acompañadas de sus correspondientes colores,
según los científicos mayas.

En un sentido práctico, quiere decir que su movimiento es opuesto al de las agujas del reloj, es decir, de Oeste a Este. A modo de ilustración para sí mismo, trace un movimiento circular con su mano.

Comience en el punto en que el sol se pone y encontrará el sol con su mano, de derecha a izquierda. Interrumpa la lectura e inténtelo porque sólo así, mediante este simple mecanismo, advertirá que el Sol nace en el Este y se pone por el Oeste. Ahora procure imaginar la misma situación durante la catástrofe. Los polos se invierten.

Y, por supuesto, aquí se encuentra la explicación de la misteriosa cita de Heródoto:
¡la conversión del Polo Norte en Polo Sur significa que el interior de la Tierra gira en la dirección contraria!
La corteza externa, desde luego, tiene que acompañar este movimiento y no lo hace sin protestar. Debido a la inversión, las áreas terrestres se desmoronarán, y titánicos terremotos y olas gigantes atormentarán a toda la Tierra. Algunos continentes se hundirán, mientras que otros se elevarán. No podemos imaginar una pesadilla peor. Después de que los elementos se calmen, en 2012 será evidente que la Tierra habrá invertido la rotación, pasando a girar en el sentido de las agujas del reloj, de izquierda a derecha.

Ahora invierta el movimiento de su brazo: comience por donde el Sol nace en este momento y acompañe el desplazamiento, de izquierda a derecha. Trate de comprender que, después de la catástrofe, se está dirigiendo hacia donde sale el Sol, ¡porque la Tierra gira en el sentido de las agujas del reloj! ¡Esto significa que el Sol, de manera inevitable, aparecerá en el Oeste y no por el Este!

Ya ha sucedido antes muchas veces, según lo prueban los textos de la pirámide traducidos por K. Piehl en su libro Inscriptions Hiéroglyphiques [Inscripciones jeroglíficas] ("L'ouest qui est á FOccident" [El oeste que está en Occidente], p 65):
"La fuente de la luz cesó de vivir en el Oeste. Una nueva ahora aparece en el Este".
Un poco más adelante, el texto aclara lo siguiente:
"El Oeste, es decir, donde el Sol se pone".
En tiempos pasados, esto era al revés. En los Ancient Records of Egipt, Part III [Antiguos Archivos de Egipto, III Parte], de Breasted, las inscripciones inequívocamente explican lo siguiente:
"Ella, Harakhte, nace en el Oeste".
Harakhte es el nombre egipcio para el Sol en el Oeste. Los hechos astronómicos de la tumba de Senmut, el arquitecto de la reina Hatshepsut, prueban que ésta es la traducción correcta. No lejos del Valle de los Reyes, Hatshepsut construyó el templo mundialmente famoso donde su arquitecto estaba pintado en los nichos del corredor central.

La tumba de Senmut está situada al norte del camino que conduce al templo. La composición arquitectónica de éste es en extremo impresionante; incluye una sucesión de terrazas y portales alargados, que se recortan bellamente contra la falda vertical de la montaña; la escalera que lleva a una terraza se encuentra cerrada por un doble pórtico. La esquina noroeste del edificio está dedicada a Anubis - el dios con cabeza de perro -, que supervisaba las momificaciones.

Su figura está pintada en las paredes del vestíbulo de doce pilares. En el centro de la pared del fondo hay un corredor pequeño abovedado que conduce a los santuarios. En un nivel más alto del edificio hay una terraza cuyo patio tiene un altar solar cuadrado que mira al Norte, lo que prueba que los egipcios eran "adoradores del Sol".

Teniendo en cuenta el papel principal que ocupó el Sol durante los catastróficos acontecimientos que llevaron a la inversión de los polos, esto es bastante lógico y nos trae de regreso a la tumba del arquitecto de este edificio. El templo mantiene un secreto bien guardado desde tiempos antiguos. En el cielo raso hay un panel que muestra el hemisferio sur del cielo.

Podemos pensar que eso no tiene nada de especial, hasta que lo estudiamos con un poco más de atención. Los signos del zodíaco y otros signos astrales no están pintados tal como hoy los conocemos, sino que aparecen con una orientación invertida. El grupo Orión-Sirio ocupa el centro del panel sur del cielo raso de Senmut; sin embargo, aquí Orión está en el lado occidental en vez de estar del lado oriental de Sirio, como si fuera una imagen especular.

Para los astrónomos, esto es una locura total.

En The Astronomical Ceiling Decoration in the Tomb of Senmut [La decoración astronómica del cielo raso de la tumba de Senmut], A. Pogo escribe lo siguiente:
"El panel sur está orientado de tal forma que quien se encuentra en la tumba y desee mirarlo tiene que alzar la cabeza y mirar al Norte, no al Sur".
Otros astrónomos también están desconcertados y se preguntan por qué los egipcios lo hicieron así, pues lo encuentran completamente ilógico ya que con la orientación de la imagen especular parece que Orion se mueve hacia el Este, es decir, en la dirección equivocada.

Sin embargo, Heródoto dio una explicación convincente y todavía hay otra. Para los egipcios, Orión era el sistema estelar más importante y colocarlo fuera de su lugar debía haber significado una blasfemia, razón por la cual tenemos que encontrar la explicación en su religión. Todos los eventos que ocurrieron durante la catástrofe precedente ocupan un lugar especial.

Después del inmenso cataclismo, los polos se invirtieron; el Sur se transformó en el Norte, lo que implica que el Este y el Oeste también se intercambiaron, y aquí encontramos la motivación que inspiró al arquitecto.

Al colocar a Orión en una posición invertida, mostró que se había producido una inversión de los polos y que las direcciones del viento habían cambiado; más claro no pudo haber sido. Mientras tanto, también hemos aprendido que las pirámides de Gizeh fueron ubicadas según la constelación de Orion y, para asombro de todos, ¡vistas desde el cielo, ellas también forman una imagen especular!

Por mi libro anterior, usted ya sabe que Orión ocupaba la posición de código astronómico durante el año de la previa inversión de la Tierra: Venus hizo una curva de retroceso planetario sobre Orión y, después de ello, intensos terremotos y estallidos volcánicos atormentaron a Aha-Men-Ptah. Esa curva de retroceso de Venus sobre Orión ilustra la inversión del campo magnético de la Tierra. Este castigo que lo destruyó todo fue un acto de furia de Ptah - el dios todopoderoso -por haber sido desobedecido.

En El Político, Platón escribió:
"En ese tiempo, se producirá en todas partes una enorme extinción de animales y sólo sobrevivirá una pequeña parte de la humanidad".
Que ésta sea una advertencia para todos los que no creen en el poder de predicción de la profecía de Orion.

En el Libro Egipcio de los Muertos se menciona que la posición de código de Venus sobre Orión durante el cataclismo precedente transmite una advertencia: cuando Venus llegue a una posición similar, el fin estará próximo.

En el año 2012, Venus realizará el mismo movimiento, salvo que será la imagen especular del movimiento que hizo en el año de la desaparición de Atlántida.

Quienes no creen en esto serán destruidos en la catástrofe y les sucederá lo que Eurípides escribió en Elecira:
"El Sol retrocedió con el látigo de su cólera, lleno de ira, y recompensó a los mortales con desastres".
En Timeo, Platón describe esto más poéticamente todavía:
"La Tierra será presa de vientos tormentosos, las aguas de una inconmensurable inundación lo desbordarán todo, mientras la Tierra se mueve sin cesar yendo a la deriva y extraviándose en todas direcciones".
La inversión no es un fenómeno afable, digámoslo con claridad. Todas las civilizaciones del mundo poseen mitos y leyendas que describen lo horrible que fue. Los chinos y los hindúes, como así también los mayas, tienen otras numerosas historias sobre eventos devastadores de nuestro planeta.

Según el relato cosmogónico de los lapones, casi todos los seres humanos murieron cuando los huracanes y un inmenso maremoto abrumaron al mundo:
"El centro mismo de la Tierra temblaba. Las capas superiores habían desaparecido. Mucha gente fue sepultada y murió. Y Jubmel. el Señor del Cielo, envió su terrible enojo en forma de serpientes de fuego, rojas, azules y verdes. La gente se cubría los rostros y los niños gritaban de miedo".
El dios airado dijo:
"Daré vuelta al mundo de arriba abajo. Me ocuparé de que el mar se convierta en una pared montañosa, que arrojaré sobre ustedes, malvados hijos de la Tierra".
Esta descripción narra exactamente lo que sucedió durante la inversión de los polos precedente: terremotos, montañas que se elevaron y hundieron, rayos, una pared de agua, el Sol que desapareció, y así sucesivamente.

Estos espantosos hechos dejaron una impresión profunda en los pocos sobrevivientes. Habían sido espectadores desesperados, que observaban impotentes mientras se acumulaban inconmensurables mareas y la Tierra se volvía un enorme campo de batalla. Al mismo tiempo, el cielo mostraba un enorme espectáculo: estrellas y planetas cambiaban de improviso su curso, y la Luna y el Sol se sacudían.

A causa de las luces polares, irradiadas por las tormentas de Sol, parecía como si la atmósfera ardiera en llamas. La inversión de los polos es tan devastadora y atemorizante que, en pocas palabras, el temor más indescriptible no es tan horrible si se lo compara con esta pesadilla.

Por eso en el mundo entero hay tantas tradiciones escritas en las que se describe un cataclismo mundial.


Períodos de tiempo zodiacal invertido
Comprendemos muy bien que este tipo de catástrofe es colosal, pero ¿cuáles serán las consecuencias reales? ¿Cómo es posible describir científicamente el movimiento del Sol después de cada inversión de los polos?

¡El Sol no sólo se levantó en otra dirección, sino que también la Tierra alcanzó otra era! Y esto se produjo como consecuencia de que su corteza se deslizó sobre el núcleo al comenzar éste a girar en sentido opuesto. Una solución complicada aunque lógica.

Pero ¿cómo se lo comunicamos a nuestros descendientes? ¿Con qué medios es posible explicarles adecuadamente esto sin causar confusión?

Y aquí nos topamos con la obra maestra de este antiguo culto de sabiduría: el curso del zodíaco. Éste oculta los únicos códigos astronómicos posibles que describen o indican con precisión los diferentes cambios que pueden esperarse.

Ellos son:
En primer lugar, el zodíaco describe un período exacto de tiempo: su calendario cuenta los años que el Polo Norte necesita para completar un círculo: 25.920. en total. En el transcurso de ese tiempo, el verdadero Norte se moverá paso a paso a través de las diferentes eras. Esto tiene validez universal y puede compartirse con las generaciones venideras, a pesar de que nos separe un período muy largo.

Por ejemplo, podemos determinar que en el año de aquella era la Tierra soportó una catástrofe; podemos otorgarle a esto una implicación profética. Y esto servirá para nuestro propósito, no por su fondo esotérico sino por el trasfondo científico para el que fue diseñado.

En segundo lugar, el zodíaco es la señal de un cambio en el movimiento del Sol. Debido a que después del desastre precedente éste salió del otro lado del mundo, la Tierra comenzó a cruzar las eras zodiacales con secuencia invertida. Esto es absolutamente comprensible. Además arroja nueva luz sobre el uso del zodíaco.

Los indicios son contundentes e implican al mismo tiempo una advertencia para nosotros: ha sucedido muchas veces con anterioridad y volverá a ocurrir innumerables veces.

En tercer lugar, el zodíaco contiene una señal exacta del cambio de la precesión. Tal como usted sabe por mi libro anterior, el movimiento del zodíaco fue perturbado en su totalidad tras cada desastre precedente. Más aún, descifré los códigos incluidos en este libro con la ayuda de la catástrofe del año 21312 a.C.

En esa época, la Tierra fue a parar a otra era zodiacal a través de un cambio repentino de 72 grados. ¡El calendario volvió a comenzar a partir de ese punto!
La catástrofe del año 9792 a.C. fue la más grande y, de allí en adelante, el curso del zodíaco se invirtió, prueba de una inversión de los polos.

Sin embargo, bastante curiosamente, y después de mucho andar a la derivadla Tierra se detuvo en la misma era, pero un poco más adelante. En el cuadro de p.* 103 puede ver en orden cronológico las diferentes catástrofes que atormentaron a la Tierra en los últimos cuarenta mil años, junto con su respectiva influencia sobre el movimiento del zodíaco.

A qué era seremos catapultados esta vez es pura conjetura, pero es matemáticamente cierto que entrañará una enorme catástrofe. Cuanto más largo es el período que media entre las colisiones, más poderosas serán las fuerzas contenidas y sus descargas.

Por esa razón el zodíaco era "sagrado" para los egipcios: les recordaba la manera en que las catástrofes recurrentes podían afectar a la Tierra y específicamente a su civilización. Eran felices cuando llegaban a una nueva era sin que hubiera habido destrucción, y entonces honraban a su dios Ptah con construcciones espectaculares; las numerosas esfinges de las Eras de Tauro y Aries son ejemplos contundentes de ello.

El monumento espiritual más grande que nos legaron, la Esfinge, también señala la catástrofe precedente que destruyó por completo su tierra de origen. En el año 9792 a.C. - en la Era del León - su patria, Aha-Men-Ptah, se hundió en un día y una noche en las aguas tempestuosas y finalmente fue cubierta por hielo. En la actualidad, esta civilización hace largo tiempo perdida yace bajo toneladas de hielo en el Polo Sur.

Por esta razón no hallamos sus edificios y los científicos dudan de los relatos que giran en torno a este tema. Por la misma razón tampoco toman en serio la catástrofe venidera. Sin embargo, si estudiaran los antecedentes científicos del zodíaco con más atención, su escepticismo pronto se transformaría en temor.

La astronomía y especialmente la teoría del ciclo de las manchas solares de los mayas y de los antiguos egipcios con toda seguridad les provocarían estupor.

¡El conocimiento de esos antiguos científicos es tan grande que avergüenza al que tenemos en la actualidad!

En los capítulos siguientes volveré sobre este tema más extensamente, ya que es un elemento crucial de mi argumentación. Será posible entonces descifrar un mensaje milenario a partir del cual podrían calcular con exactitud la catástrofe venidera. Nuestros ancestros nos advirtieron de ella mediante mensajes cifrados. Conocían los mecanismos que se ocultaban detrás de los cambios atmosféricos y terráqueos más grandes. Con precisión incomparable siguieron el zodíaco, lo pintaron y calcularon la fecha de la catástrofe precedente, para asegurar su conocimiento sobre esto.

Los descendientes, sobrevivientes de la descomunal catástrofe, nos previenen a través de sus mitos y fórmulas astronómicas y matemáticas exactas y nos informan que ahora es nuestro turno.

La Tierra girará en dirección contraria y una ola gigantesca destruirá casi toda vida.

Estas inversiones de los polos se pueden probar con la ayuda de rocas pirogénicas.

Los datos geológicos muestran que las inversiones se produjeron incontables veces en el pasado, pero los científicos aún no tienen ni la menor idea sobre el mecanismo que los causa.

Para ellos continúa siendo un enigma por qué los polos precedentes se hallaban en diversos lugares; hace mucho tiempo, por ejemplo, el punto central del Polo Norte se encontraba en China y, en otro momento, en Madagascar. La lava solidificada que presenta un magnetismo inverso, cientos de miles de veces más fuerte que el campo magnético de la Tierra, así lo prueba; revela también el carácter de los poderes que estaban en actividad en aquel momento, ya que se encuentran extensas corrientes de lava dondequiera que se puedan detectar las polaridades invertidas.

Los enigmas con los que se enfrentan astrónomos, geólogos, físicos y ele-más se pueden resolver en una sola instancia con las teorías catastróficas de los antiguos egipcios y mayas.

Ellos sabían que cuando el haz de un rayo impacta con un imán, los polos se invierten. Los rayos de luz del Sol - o, dicho de manera científica, las tormentas solares - también pueden provocar ese fenómeno en la Tierra pues, a fin de cuentas, ésta es un gran imán. En el instante en que las partículas ionizadas de una tormenta solar se abran paso hasta llegar a los polos, se producirá un gigantesco cortocircuito. Del mismo modo que en un imán común, el Polo Norte magnético permutará su lugar con el Polo Sur magnético.

La Tierra comenzará a girar en sentido contrario, con catastróficas consecuencias para la humanidad, como lo prueba abundantemente la polarización invertida del magma enfriado encontrado por los geólogos. Por esta razón los mayas y los antiguos egipcios temían tanto este fenómeno.

Sabían que, si la Tierra volviera a hacer un cortocircuito, su núcleo se invertiría de improviso, al tiempo que un terremoto colosal la haría temblar.

Figura 32.
El zodíaco de Dendera prueba de un modo más que claro
el conocimiento astronómico de los antiguos egipcios.

Todo - seres humanos, animales, árboles, edificios, etc. - sería reducido a pedazos.

Algunas partes de la Tierra descenderían y otras ascenderían, provocando fallas y-grietas. La lava correría por la tierra resquebrajada ejerciendo su efecto destructivo sobre la vida; luego, la corteza exterior de la Tierra se quebraría y se desplazaría miles de kilómetros en tan sólo un par de horas.

Las estrellas desaparecerían y el cielo se desplomaría; ciclones y huracanes azotarían a la Tierra trayendo consigo destrucciones masivas. Más tarde, debido a las fuerzas inerciales, los mares entrarían en colisión con los continentes, arrastrando rocas, arena y animales marinos, y entonces, mientras los habitantes tratan de escapar, vastas partes de tierra resbalarían bajo las salvajes aguas arrastrando a la gente petrificada. La catástrofe sería cada vez mayor y los últimos sobrevivientes intentarían desesperadamente encontrar un lugar seguro.

Sin embargo, sólo a unos pocos se les garantizaría la supervivencia porque la Tierra, con sus lagos inclinados, terrenos que se hunden, fuegos sofocantes, volcanes enfurecidos, vientos huracanados y colosales terremotos, arrastraría consigo casi todo lo que reste de animales y seres humanos. Al mismo tiempo, los enormes logros de la civilización actual desaparecerían por completo y casas, templos y bibliotecas serían destruidos en un mar de agua. Los equipos de comunicación se anularían y las reservas de comida y energía se destruirían; en resumen, no quedaría nada, excepto descomunales ruinas.

Sólo en un día, unas regiones de la Tierra pasarían a tener clima polar, en tanto que las regiones que actualmente tienen clima polar serían catapultadas a climas mucho más cálidos.


Conclusión
Este cataclismo universal, y sólo él, puede explicar, en un paso,
decenas de enigmas referidos a la física, la biología, la geología y demás
prueba también que el centro de los polos se puede situar en otros lugares de la Tierra y explica por qué se han encontrado restos de bosques tropicales en el Polo Sur
por qué hace doce mil años tantas especies, como el mamut y el tigre de dientes de sable, se extinguieron
por qué hace años grandes partes de Europa y de Estados Unidos se encontraban debajo de millones de toneladas de hielo
por qué se hallaron mamuts congelados, aún con comida en la boca, en Siberia
por qué se pueden rescatar esqueletos de ballenas en los montes Himalaya
por qué existen tantos mitos en todo el mundo que hablan de una enorme catástrofe que casi destruyó a la humanidad
En resumidas cuentas: con una teoría se responden muchas preguntas.

Todos estos hechos y los mensajes de los antiguos científicos nos proporcionan testimonios e informes oculares de las repetidas aniquilaciones polares. Sin embargo, estos importantísimos sucesos históricos son ignorados porque los actuales científicos son arrogantes y autosuficientes. Sorda y ciega, nuestra civilización encontrará su fin.

Cualquiera que sea capaz de pensar con lógica entenderá de dónde provienen los "números sagrados" de los egipcios.

En los capítulos que siguen lo aguardan más sorpresas. Descifrar la serie completa de los códigos de los mayas y del zodíaco egipcio es posible, pero únicamente si, para decodificarlas, estas obras maestras de los científicos de la antigüedad se toman en conjunto.

Es tiempo de que rindamos respeto a aquellos científicos altamente desarrollados y a sus conocimientos. Entonces podremos hacer que suene la alarma en todo el mundo y tratar de ayudar a que al menos una parte de la humanidad sobreviva. Ése es mi objetivo fundamental.

O bien encontraremos nuestro Armagedón o sembraremos las semillas de una nueva civilización que nos sucederá.

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